Los primeros días en casa los recibí con mucha energía en medio del todo el caos que empezaba. La idea de tener todo el tiempo disponible para mi  me asombraba. Tenía mucha energía y empecé a hacer varias actividades. Los días pasaron y afuera todo iba cambiando con mucha rapidez. Las noticias no tan buenas empezaron a llegar cada vez con mayor intensidad.

La incertidumbre y el miedo no tardaron en aparecer y  cada día que pasaba más cansada me sentía.

Es extraño sentirse cansado a pesar de aparentemente “no estar haciendo nada”. Esa sería la forma más superficial de pensar, sin embargo cuando analizamos la situación que vivimos nos damos cuenta que estamos haciendo mucho, literalmente cada uno está en “modo sobrevivencia”

Nuestro cuerpo sabe que no estamos viviendo en nuestra normalidad y que hay un peligro del cual protegernos. Cuando esto sucede nuestro maravillo organismo se pone a funcionar al 100% y claro hace un gran esfuerzo a nivel mental, emocional y físico.

Así que, si te das cuenta estamos haciendo mucho, y por eso nos sentimos tan cansados.

Si estas sintiendo cansancio te recomiendo:

• Responde amorosamente a las peticiones de tu cuerpo, si te pide descanso pues busca la manera y los momentos para hacerlo. Si eres mamá o papá pudiera ser más difícil pero no es imposible, la clave está en organizar tu día y pedir ayuda.
• Duerme más temprano,  deja de lado el celular e invierte ese tiempo en acostarte temprano.
• Añade a tu día actividades que te gusten como: leer, pintar, tejer, etc., esto ayudará a volver al equilibrio y cargarte de energías.
• Deja de exigirte y querer hacer todo a la vez, en tiempos de sobrevivencia es normal que no podamos con todo. Mira que actividades son urgentes y cuáles no.
• Respira conscientemente 1 o 2 minutos diarios de forma sencilla y natural

Recuerda que el cansancio no es malo y no es sinónimo de vagancia, es una petición de tu cuerpo, sé agradecido con todo el esfuerzo que hace para mantenerte en pie en medio de la crisis.

Escúchalo, amalo y valóralo hoy más que nunca.

Escrito por: Sandra Reyes G, Psicóloga Clínica, Directora Animus estimulación temprana, 0984608640