Llegan las vacaciones y con ellas vienen consigo una infinidad de oportunidades para disfrutar de la infancia de nuestros hijos. Verlos crecer es la dicha más lujosa y privilegiada que un padre o madre puede experimentar, pero no se trata de pasar en casa día y noche sino más bien de saber aprovechar los tiempos en familia, disfrutar del desayuno o quizás planificar una noche de películas en la sala de casa y dormir allí sin complicaciones.

Como padres se nos viene a la mente que vacaciones implica salir de viaje, comprar esto y aquello para salir de la ciudad bien equipados y que a nuestros hijos no les falte nada. No siempre debe ser así, sino más bien planificar algo que esté accesible a nuestra realidad y eso puede no demandar de muchos recursos. Recordemos que las vacaciones representan un tiempo para descansar de los largos meses de rutina que agobian día a día.

Las vacaciones deben ser para recuperar energías, dormir más, visitar a los primos, abuelos y con ellos quizás planificar una pijamada, una salida a la piscina, ir de camping, escalar una montaña, salir a montar bicicleta, aprender patinar o hacerse patineta siempre contando con el permiso de los papás. Este tiempo sirve de mucho para conocer qué gustos poseen nuestros pequeños y así afianzar sus preferencias.

Las vacaciones no deberían ser utilizadas para reforzar materias o quizás para aprender idiomas sino más bien para despejar la mente estando a gusto en casa, con los juguetes o mascotas nuestras. Muchas veces consideramos que nuestros pequeños no deben parar de aprender, pero pasamos por alto su desgaste y lo primero que buscamos son vacacionales que agoten su energía y que los mantengan ocupados. Permitámosles ser parte de la rutina familiar en donde puedan disfrutar de servir el desayuno, barrer, dar de comer al perro o quizás de emparejar las medias de casa. Disfrutemos de compartir tiempo con ellos sin complicaciones.

Escrito por: Norma Pelagallo, Psicóloga Infantil, Instructora de Estimulación Temprana Animus, 0984608640