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El medio donde nuestro bebé se desarrolla día a día y donde se le motive a hablar, se le cante canciones, escuche diálogos y conversaciones es el ambiente adecuado para que nuestro pequeño pueda ir desarrollando sus primeras vocalizaciones (ma,ma,ma, pa,pa, ta,ta). Sin embargo, vivimos en un ambiente muy dinámico en el que se ha minimizado la necesidad de entablar diálogos y conversaciones.
El lenguaje es indispensable en los niños porque les permite expresar lo que piensan acerca de lo que tienen a su alrededor como también les ayuda a ser parte del ambiente en donde se desenvuelven. Adquirir el lenguaje los ayuda a ser más independientes ya que empiezan a tomar decisiones (qué jugar, qué lugar visitar, vestirse y comer) por su cuenta permitiendo que puedan ganar experiencia.
Actualmente por los afanes de la cotidianidad consideramos sin importancia el lenguaje en nuestros niños, solemos tomar como premisa nuestra edad en la que aprendimos hablar y no los motivamos. O quizás nos sentimos cómodos al ver que nuestros hijos no hablan porque eso implicaría una demanda más, cocinar lo que pide, ir al lugar que desea, comprar el juguete que le gusta, etc.
No hay que olvidar que los niños aprenden a hablar en su hogar, imitando a sus padres y cuidadores. Sus primeras palabras se refieren a necesidades ya sean estas de alimentación, cuidado, protección o afecto: mamá, agua, teta, pan, etc.
En la mayoría de nuestras visitas observamos como nuestros niños no tienen la necesidad de expresar el lenguaje verbal a pesar de no tener una complicación biológica o física, simplemente porque la familia decodifica todas sus necesidades (hambre, frio, enojo, sueño, etc.) y no permite que intencionalmente exprese alguna vocalización. Los seres humanos poseemos necesidades básicas que cumplir y una de ellas es la comunicación, motivemos a que puedan expresar sus necesidades sin darles “adivinando” lo que desean.
Escrito por: Norma Pelagallo, Psicóloga Infantil, Instructora de Estimulación temprana Animus, 0984608640