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La vida muchas veces se torna complicada y una de ellas es vivenciar la maternidad sin la ayuda de la pareja que, por circunstancias de salud o decisiones conyugales ya no es factible compartirla. Tener un pequeño en casa demanda de mucha responsabilidad, afecto, valores y principios que deben ser modelados con respeto y coherencia. Los niños se fijan mucho en nuestro actuar, miran todo lo que sucede alrededor por lo que, debemos ser buenos maestros a la hora de enseñar, recordemos que no hay mayor enseñanza que el ejemplo.
La tenencia compartida o no de un pequeño requiere cubrir sus necesidades tanto físicas como emocionales, requieren tanto de madurez y sensatez a la hora de ir forjando su carácter y eso nos lleva a que cada padre pueda buscar ayuda profesional, un mentor de confianza o quizás autoprepararse para ser un padre bueno. El niño no solo necesita comer, vestirse y jugar; más allá de aquellas necesidades básicas debe sentirse amado, protegido, importante, partícipe de un hogar que buscará siempre su desenvolvimiento personal.
Con la familia extendida o cercana podemos mediar para que se trabaje en conjunto y poder compartir momentos gratos para el niño que, más adelante él podrá evocar momentos de alegría o quizás de tristeza pero que servirán de experiencia y recuerdos personales. Comentarles cuáles son las reglas que Mamá ha ido optando en casa sirven de mucho para que el niño no se vea confundido y no sepa a quién hacer caso u omitir las órdenes. Hay que recalcar que al vernos sin pareja la tarea se duplica por lo tanto si la familia extendida quiere ser partícipe puede ayudar a que las reglas de casa no cambien o varíen.
No poder estar en casa y pasar más horas en el trabajo traen consigo sentimientos inconscientes que nos inundan de culpabilidad y que se ven reflejados en nuestro actuar, permitimos en su mayoría malos hábitos, no entablamos rutinas y no les permitimos que crezcan; es decir los seguimos tratando, hablando y considerando bebés a pesar de tener edad y ser inteligentes. Es valedero que busquemos ayuda en una amiga cercana, hermana, o quizás abuela para que puedan brindarnos consejos frente a la crianza, ser madre es descubrir cada mañana como serlo.
Escrito por: Norma Pelagallo, Psicóloga Infantil, Instructora de Estimulación Temprana Animus, 0984608640